Mis pies juegan sobe la arena mojada, dibujando una huella desgarrada.
La Tierra lanza un alarido que sólo el mar escucha.
-Si me das unos granos de arena puedo borrar tu herida.
-¿No tienes bastante arena en tu fondo?- pregunta la Tierra, orgullosa.
-¿No tienes bastantes cicatrices?- responde el mar, lamiendo mi jugarreta.